Ser cristiano tiene dos partes. La primera aceptar a Jesús como tu Salvador. La segunda, mucho más difícil, hacer que Jesús sea tu Señor, --el jefe indiscutibles--. Todos tenemos un ego demasiado grande que quiere estar en control y esa parte tiene que ser crucificada a diario. La crucifixión es una de las muertes más dolorosas que existen, por4que se muere muy despacio y con un dolor intensísimo. Mientras tu ego siga respirando, se levantará y luchará por el control. Cuando haces de Jesús el Señor de tu vida le entregas el control en tres áreas: 1) es Jesús y no tú quien decide el precio que hay que pagar . 2) es Jesús y no tú quien decide donde ir; 3) es Jesús y no tú, quien decide la persona que vas a ser.
"También el reino de los cielos es semejante a un comerciante que busca buenas perlas, y al hallar una piedra preciosa fue y vendió todo lo que tenía y la compró" Notemos las palabras "todo lo que tenía". Si quieres saber cual es el costo de hacer de Jesús el Señor de tu vida:¡te costará todo lo que tienes! El hombre del ejemplo valoró la perla tanto que estaba dispuesto a pagar cualquier precio. Aquí está la pregunta: ¿Qué valor le das a tu relación con Cristo? El hombre de la parábola creyó que el retorno sería más grande que la inversión. ¿Lo crees tú? La salvación es gratis, pero hacer de Jesús el Señor de tu vida demanda rendimiento absoluto a Él. ¿Estás dispuesto a hacerlo? ¿Estás dispuesto?
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