Si crees que ganar la lotería podría resolver todos tus problemas, estás muy equivocado. Casi la mitad de los que se convierten en millonarios de repente, terminada arruinada en pocos años. ¿Por qué? Por distintas razones: malos negocios, estilos de vida desmedidos, proyectos descabellados y parientes con labia. Y por otra razón muy importante: creen que todo lo que tocan se va a convertir en oro y que tienen la Suerte de su lado, por lo que apuestan cada vez más y lo pierden todo al final. La realidad es que a no ser que gastes menos de lo que ganas, ninguna cantidad será suficiente. Para evitarlo, cuando aumente tu sueldo o te caiga algo como llovido del cielo, no adoptarás un estilo de vida de exceso, sino que reducirás las deudas antes de que se conviertan en un yugo que acabe aplastándote. Si no controlas lo que gastas nunca tendrás suficiente dinero.
La única manera de salir adelante en tus finanzas es privándote de algunas cosas que deseas y ahorrando para el futuro. Si no eres disciplinado para hacerlo, siempre estarás endeudado. Ahora bien, cuando los gobiernos tienen deudas, simplemente te suben los impuestos. Pero cuando las tienes tú, es tu problema. Dios no quiere que vivas así. La verdadera satisfacción no se logra consiguiendo todo lo que quieres, sino siendo consciente de las bendiciones que has recibido y aprendiendo a disfrutarlas. Tu meta debería ser: "No debáis nada a nadie, sino el amaros unos a otros".
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