"Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella" Muchos hombres se debaten con el temor a la intimidad. Las emociones masculinas se han convertido en la versión del siglo XXI de la "caja de Pandora ". No sabemos lo que hay dentro, pero por si acaso mejor no la abrimos. El problema es que si ocultamos nuestro verdadero ser de nuestras esposas, ellas van a amar solamente lo que hacemos, no quienes somos. Como marido no tienes que ser perfecto, pero sí un hombre de Dios. Él quiere hombres fuertes que dirijan y no débiles que sigan. Ninguna mujer quiere someterse a un hombre que no está sujeto a Dios y guiado por el Espíritu Santo. "El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza...." .
La esposa se siente segura con un hombre que demuestra esas cualidades y no opondrá resistencia a su guía. Los hombres son expertos en dar "cosas" pero en situaciones problemáticas deben darse a sí mismos. Jesucristo, el mayor amante que el mundo haya conocido jamás, se entregó a sí mismo enteramente y sin recelo. Su amor está ejemplificado en Su venida y consumado en Su muerte. Lo que tu esposa necesita no son más cosas, sino que le des tu amor sin reservas. En el libro de Apocalipsis se describe a Jesús como un León y un Cordero. Son imágenes de fortaleza y ternura, eso es lo que tu mujer necesita de ti. Si te preguntas '¿Cuando se tarda en conseguir eso?' Toda la vida, ¡así que empieza ya!.
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