Los tres Reyes Magos no se podían haber imaginado unas circunstancias mas humildes que las que rodearon el nacimiento de Jesús. Alguien nos ilustra: " El suelo está duro, no hay mucha paja. Las telas de araña cuelgan del techo...María contempla a su hijo.Su Señor, Su Majestad. En ese momento el ser humano quien mejor entiende quien es Dios y lo que está pasando es un adolescente...Ella recuerda las palabras del ángel "Su reino no tendrá fin" Majestad en medio de lo cotidiano, honor en medio del estiércol y el sudor . La divinidad entra en el mundo en el suelo de un establo. Este bebé creó el universo. Sus vestiduras eternas fueron cambiadas por los harapos que lo mantienen caliente. Su trono de oro abandonado por un sucio pesebre. Los ángeles que le adoraban sustituidos por sencillos pastores.
Mientras tanto, el barullo de la ciudad continua, ajena a que Dios ha visitado el mundo. El mesonero nunca creería que ha mandado a Dios al frío de la calle. Y los lugareños se habrían burlado si alguien les hubiera dicho que el Mesías dormía en los brazos de una adolescente a las afueras de la ciudad.. Todos andaban demasiado ocupados por considerar la posibilidad . Quienes no se percataron de la llegada de Su Majestad aquella noche no lo hicieron por maldad. Se lo perdieron porque no lo estaban buscando ni esperando". Esta Navidad en medio de los juguetes, las aglomeraciones y el tumulto haz tiempo para buscar a Jesús. Si lo conoces como tu Señor y Salvador, adóralo. Si no, hazle tu Señor y Salvador. Será la mejor Navidad de tu vida.
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