viernes, 4 de agosto de 2017

Controlar la ira (3)

                                                    Si de verdad quieres controlar la ira, aquí presentamos dos conceptos más para tener en cuenta: 1) No saques los trapos sucios en público; déjalos en privado. Cuando estás herido y enfadado, te resulta natural chismear acerca de tu ofensor. ¡No lo hagas!. La Biblia dice: "El chismoso todo lo cuenta; la persona digna de confianza guarda el secreto" . Los "trapos sucios" suelen salir a la luz de dos maneras: a) con descaro. Dices cosas que sabes que otros van a oír. b) Con sutileza. Haces bromas acerca de la apariencia de alguien, sus amistades, su familia o los complejos y las costumbres de la persona en cuestión con el fin de denigrarla. El receptor del ataque se siente abochornado y se agranda la separación entre tú  y él o ella., haciendo que la reconciliación resulte casi imposible. La Biblia dice: "...El amor cubre todas las faltas".
                                                       2) No actúes de manera indigna de un cristiano. Por ejemplo, no digas "Es culpa suya, déjale que se arregle solo". A lo mejor es verdad, pero como seguidor de Cristo no te vayas sin mas y dejes que las heridas se infecten. "...(Perdonad)...como Dios también os perdonó a vosotros  en Cristo". ¿Cómo te perdonó Cristo? ¿Fue después de que reconocieras tus pecados, los confesaras, te arrepintieras y merecieras Su gracia? ¿No! Pablo nos dice: "...Siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo..." Así como Dios tomó la iniciativa, tu estás llamado a extender gracia a otros antes de que te pidan perdón. Y aun en el caso de que decidan seguir siendo enemigos, debes también perdonarlos. Solo entonces tendrás paz, se sanarán tus heridas, podrás olvidar el asunto y seguir adelante.         

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