Estad quietos, y sabed que yo soy Dios

                                                     Dios te puede hablar en cualquier momento, en cualquier lugar, a través de alguien o trayéndote un pensamiento a la mente. Sin embargo como los pensamientos pueden verse desplazados por las ocupaciones del día a día, Dios nos dice:  "Estad quietos, y sabed que Yo soy Dios..." En la calma, podemos escuchar a Dios con mayor claridad. "Jesús empleó muchas...ilustraciones similares para enseñar a la gente, tanto como pudieran entender ...pero después, cuando estaba a solas con sus discípulos, les explicaba todo a ellos".
                                                        En un libro llamado, Gran Privilegio, alguien escribe. "Los antiguos Padres del desierto solían regirse por un credo disciplinario, silencio,soledad y paz interior. Sólo después
de pasar largos períodos de tiempo escuchando, se consideraban en capacidad de hablar. En nuestros días hay una lógica extraña que parece sostener que la alimentación y la renovación espirituales se consiguen oyendo continuamente nuevas voces, asistiendo a más reuniones...intercambiando reflexiones poco elaboradas...Caemos en la trampa de creer que agradamos más a Dios cuando optimizamos nuestra información  nuestros horarios y nuestras relaciones. Desconectar significa estar en silencio delante de Dios
...un tiempo de conversación celestial en la que escuchamos más de lo  que hablamos.Y el silencio demanda soledad". Al esperar en silencio delante de Dios, estamos entrenando nuestro oído espiritual para discernir Su voz.
                                                         Una escritora comenta: "En tiendo porque David tuvo que ordenar a su alma que se quedase quieta...estar en silencio es difícil...casi imposible para alguno de nosotros. Me he dado cuenta de que mi alma y mi espíritu han tenido "hambre de silencio y calma" durante mucho tiempo, y ahora que se lo he dado a probar, no se sentirán satisfechos hasta que ese alimento forme parte íntegra de mi diario vivir".