Algunas veces Dios permite que sucedan ciertas cosas, otras planea. En ambos casos, Él sabe bien lo que hace. En medio de su inexplicable sufrimiento, Job dijo: "Él pues llevará a término lo que ha decidido en cuanto a mí..." Cuando comprendes que Dios "ha decidido" , a propósito algo para tí, cambia tu forma de percibirlo. Es lo mismo que cuando vuelas; en tierra la vista es limitada, pero a tres mil metros de altura, todo parece distinto. Desde ese punto ves las cosas como Dios las ve: el panorama completo. La Biblia dice que cuando Job pasó por todas las pruebas, fué bendecido con el doble de lo que tenía anteriormente. ¿Quiere decir entonces que si pierdes un trabajo de 30.000 euros de salario, encontrarás otro de 60.000? ¿O que tus cuentas nunca van a estar en números rojos, o que nunca te vas a deprimir, o que nunca te vas a enfermar? ¡Por supuesto que no!.
A menudo Dios recompensa tu fe con cosas que no puedes medir con dinero; buenas amistades, alegría, carácter, una paz que no tenías antes, un nuevo propósito, protección de los peligros, favor delante de otros, lucidez para ver las cosas, más compasión o mayor intimidad con Él. ¿Cuánto valen esas cosas? Veamos tres aspectos que siempre debes tener en cuenta. Primero, Dios quiere que confíes en Él en medio de cualquier circunstancia por la que estés pasando. Segundo. si algo te incumbe
Dios espera que lo cumplas. Tercero, para poder bendecirte, a veces tendrás que actuar de maneras que resultan incomprensibles o inexplicables. ¿Para qué? Para que cuando llegue la respuesta, no haya duda de quien se debe de llevar los honores.
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