domingo, 9 de agosto de 2020

¿De quién dependes?

                                              Si es tu deseo hacer la voluntad de Dios pero no acudes a Él para recibir de su poder, no podrás cumplirla, por muchos que sean tus contactos, tus recursos o tus capacidades. Debe crecer en tí esa necesidad de depender de Dios. Ahora bien, no puedes simplemente quedarte quieto y esperar que Dios lo haga todo por tí. Has sido llamado a dar pasos de fe, a obedecer sus instrucciones y a confiar en que Él te dará las debidas instrucciones. Tu meta debe ser dependencia de Dios, no autosuficiencia. Para ello, tendrás que orar. 'Señor tiendo a hacer las cosas en mis propias fuerzas, pero los resultados no son satisfactorios. Enséñame a procurar la excelencia, no la omnipotencia, a sacar el máximo rendimiento de mis talentos y minimizar mi ego. Que sea siempre consciente de que cualquier tarea que me pides demanda obediencia, compromiso y tu gracia que facilita el cumplimiento de la misma.
                                              El salmista proclamaba: "Mi ayuda proviene del Señor..." Piénsalo bien: Si Él es el Señor de cada situación y ha prometido ayudarte, entonces la victoria es segura. Sólo tendrás problemas cuando pienses que puedes hacer las cosas por tí mismo, o solo con una pequeña "ayudita" de su parte. Jesús dijo: " No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve a hacer al Padre..." Jesús sabía que no podía hacer nada sin el Padre, así que ni siquiera lo intentó. Nosotros sin embargo citamos el versículo: "Separados de mí nada podéis hacer" pero luego nos comportamos como si todo dependiera de nosotros. ¿Y qué ocurre? Nos damos de bruces. Aprende a hacer altos en el camino y preguntarte: ¿De quién estoy dependiendo?', y que la respuesta sea ¡De Tí Señor'.

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