Muchas veces el semblante de las personas revela lo que están pasando. "Vino...José....y vió que estaban tristes". Aunque él mismo había sido encarcelado injustamente,
sintió realizado ayudando a otros prisioneros. ¿No hubiera sido más fácil centrarse en sus propios problemas? Por supuesto, pero hubiera sido contraproducente. Alguien escribió: "Cuando miras hacia atras, los momentos más sobresalientes de tu vida son aquellos en lo que hiciste algo por los demás". José se dió cuenta de que él no era el único que lo estaba pasando mal; así que hizo lo que Jesús haría después ; tratar con compasión a los que estaban alrededor . ¿Y tú? ¿Te tomas la molestia de entender los problemas de los demás? ¿Estás siempre pensando en tí mismo, o te preocupan los que sufren, aunque sus padecimientos no te conciernan en absoluto? Animar a otros es como la adrenalina que puede levantar a una persona y hacer que se recupere.
Un autor escribe: "Un remedio para los males de nuestros días....es el regalo de darte a tí mismo a los que han caído tan bajo que no les queda ni un halo de esperanza." ¿Te van a recompensar aquellos a los que ayudas?No, pero Dios sí. Cuando el mayordomo real salió de la cárcel, se olvidó de la promesa que le había hecho a José de mediar por él ante el Faraón. ¡Pero Dios no se olvidó!
Los mejores días de José estaban aún por llegar. Pensemos en la forma cómo fué ascendido en Egipto, su servicio al país, su ejemplo como buen dirigente y su felicidad al reconciliarse con su familia.Él mismo lo interpreta así: "Vosotros pensasteis hacerme mal, pero Dios lo encaminó a bien..." Por ello, empieza a "ver" la necesidad de los que te rodean.
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