domingo, 14 de enero de 2024

Permanecer cuando tienes ganas de abandonar (1)

                  No  todas las relaciones se pueden rescatar. Cuando el abuso físico, mental o emocional amenaza la integridad de tus hijos, o la propia, quizás te veas obligado a abandonar. Y si no haces podrías acabar viviendo una desgracia. Pero cuando exista la posibilidad de reaccionar loa situación, lo que antes era una relación problemática puede convertirse en una fuente de alegría y satisfacción para todos. Aquí tienes algunas claves  que te ayudaran a permanecer en el hogar y que esa decisión merezca la pena: Ve el pecado como Dios lo ve, tanto el tuyo como el de tu cónyuge. Estás crispado y angustiado lo cual es comprensible, porque la otra parte es incorregible y egoísta. Tu cónyuge es el pecador recalcitrante y tú el santo a quien han herido. Él o ella necesita una renovación y tú eres el encargado de que la experimente.

                  Criticar, quejarse y querer tener el control parecen muy poca cosa si se comparan con un marido (o mujer) que insulta, bebe y se da a la pornografía. No obstante, desde el punto de vista de Dios el pecado es pecado. ¡sea tuyo o de tu cónyuge!, y es dañino en cualquier relación. Deja de "clasificar" el pecado e intenta descubrir esa fuerza que trasforma las relaciones y que consiste en afrontar la situación como Jesús enseñó. " O cuanto dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, cuando tienes la viga en el tuyo? ¡Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien  para sacar la paja del ojo de tu hermano". ¡ Te sorprenderás de ver el modo en que Dios va a hacer que tu cónyuge reconozca y solucione "su" problema cuando tú seas sincero y soluciones el tuyo!.  

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