sábado, 3 de agosto de 2024

El enojo es perjudicial

                               Los arrebatos de enojo son destructivos en toda relación humana, especialmente en el hogar. Los niños son los más vulnerables al enojo de los padres e imitan el comportamiento de estos. Conformamos el porvenir de nuestros hijos con nuestras palabras, comportamientos y actitudes, y si crecen en un hogar que constantemente está a "mucho volumen", reaccionarán en consecuencia. Tus actos estarán educando a tu hijo para que sea un histérico y violento. Pronto todos estarán exagerando, tendrán arranques de cólera y se atacarán entre ellos. Cuando tienes una rabieta, estará exteriorizando una necesidad egoísta de lograr lo que quieres, cuando quieres y como quieres. Por favor por amor a tu familia, empieza a comportarte como adulto; ejerce dominio propio, "Imitad a quienes por su fe y paciencia heredaran las promesas". Fíjate bien, debes tener fe y paciencia.

                              Quizás no seas capaz de controlar lo que sucede en la vida , pero si puedes controlar tu comportamiento ante ello. Ya  se trate del enfado que traiga un padre del trabajo o del enfado que tenga una mujer  contra su marido, esto puede acarrear una maldición. Simeón y Leví albergaron gran enojo en sus corazones , hasta el punto que se convirtieron  en asesinos implacables y vengativos. Por ello, le sobrevino una maldición  y el enojo fue transmitido de generación en generación.  Debes romper la maldición resistiendo la tentación de dejar que el enojo te dicte como comportarte. En palabras de  Santiago: "Mis queridos hermanos, tened presente esto: Todos debéis estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para enojaros; pues la ira humana no produce la vida justa que Dios quiere".

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