Cuando dices palabrotas u obscenidades estás colaborando con lo que dice la Biblia: "...Ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. Con ella bendecimos al Dios Padre y con ella maldecimos a los hombres , que están hechos a la semejanza de Dios". Ser malhablado es totalmente indigno de un hijo redimido de Dios, ¿ Por qué lo somos entonces? Primero: Porque nos falta el vocabulario adecuado para expresarnos y sentimos que debemos jurar para que nuestras palabras tengan mayor peso. Segundo: Para expresar nuestra frustración con cierta situación . En cualquiera de los dos casos, hemos desarrollado un patrón indeseable para expresar nuestro desagrado y es necesario que nos reprimamos de hacerlo.
Jesús dijo: "El que es bueno lo es en su corazón y habla de lo que tiene allí, porque las palabras revelan lo que hay en el corazón". Reconocer que las obscenidades residen en tu corazón te ayudará a rechazar la idea de que un taco "se te escapó"; la verdad es que salió de tu corazón . Si eres propenso a ser malhablado, pasa más tiempo con Dios y pídele que purifique tu corazón ¡y tu boca!. Las palabras no son otra cosa que pensamientos expresados. Así que pídele que te ayude a ejercer una disciplina mental "derribando" los pensamientos profanos y sustituyéndolos por palabras que den vida a tu interior y a las vidas de los demás. Escribió Santiago: " De una misma boca proceden bendición y maldición . Hermanos míos, esto no debe ser así"
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