Dos escritores relatan en su libro El lenguaje del amor acerca de una mujer que se sentía frustrada porque su marido llegaba del trabajo por la noche y no hablaba. Un día ella le contó la historia de un hombre que se fue a desayunar con unos amigos. Se comió un buen desayuno, recogió las migas y las metió en una bolsa. Ese mismo día se fue a comer con unos socios del negocio y se dio otra buena comida. De nuevo echó unas pocas migas a la bolsa. Cuando llego a casa esa noche, le dio a su mujer la bolsa de las sobras. Entonces, la esposa le dijo al marido: 'Esto es lo que estás haciendo conmigo,. Los niños y yo esperamos para poder hablar contigo y cuando vuelves a casa, pero no nos atiendes. Después de haberte ido todo al día, nos das una bolsa para perros y enciendes la televisión'.
El marido reconoció que escuchar aquello le golpeó de frente. Pidió perdón y comenzó a abrirse a su mujer y a su familia. Si eres de "los fuertes y callados" , tendrás que esforzarte un poquito más para hacer lo mismo, pero merece la pena si quieres un buen matrimonio. Las virtudes maravillosas que te atrajeron a tu esposa siguen estando ahí, sólo tienes que buscarlas y trasmitirle cuanto la aprecias. Salomón lo expresó así: "Su marido la alaba: 'Hay muchas mujeres virtuosas y capaces en el mundo. ¡pero tu las superas a todas!.
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