Leemos en la Biblia: "Habrá allí calzada y camino, el cual será llamado Camino de Santidad. No pasará por allí ningún (grosero) ...". ¿No sería fantástico si hubiera una calzada especial para las personas amables y consideradas? Pero mira a tu alrededor; la furia al volante está a la orden del día; conductores groseros que gritan obscenidades a otros motoristas, jóvenes y mayores. ¿Por qué somos tan malhablados en nuestros días? Por culpa de calendarios apretados, viajes cada vez más largos de trabajo, jefes demandantes, niños malcriados y las tensiones del diario vivir. La paciencia es una virtud muy escasa hoy en día; la comunicación descortés y sin modales es ahora la norma---incluso en los que profesan ser cristianos---¿Qué ha pasado con la Regla de Oro que nos dio Jesús? "Tratad a los demás tal y como ellos queréis que os traten a vosotros".
La mayor parte del tiempo estamos tan absortos en nuestros quehaceres que no tenemos ni tiempo de pensar en los demás. ¿No debería nuestro amor a Cristo y nuestro deseo de representarlo bien aquí en la tierra influir en nuestro comportamiento diario? La Biblia dice: "El amor no es .... ofensivo. No exige que las cosas se hagan a su manera...". Nunca hay razones suficientes para ser grosero. Cuando manifiestes tu impaciencia y seas descortés, arrepiéntete y vuelve a aceptar la Regla de Oro. Fíjate que cuando eres rudo, has tomado la decisión egoísta y no cristiana, de que tus necesidades son de importancia primordial. Los seguidores de Cristo deben ser pacientes, considerados y amables. Recuerda eso hoy cuando te topes con alguien cuyo comportamiento te incite a responder de manera inapropiada.
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