viernes, 28 de febrero de 2014

"...lo que Dios juntó...."

                                                   El mayor problema del matrimonio es el egoísmo. Cuando has pasado la vida haciendo las cosas a tu gusto, cuesta mucho ceder ese derecho y remitírselo a otra persona . Algunos dias los harás bien, otros regular y otros mal. Alguien escribe: "Cuando vivimos para el reino del ego, nuestras decisiones, pensamientos, planes , acciones y palabras están dirigidas por el propio interés y buscamos rodearnos de personas que se acoplen a los propósitos de nuestra vida".
                                                    El problema de eso, es el siguiente: Un matrimonio de dos personas donde cada uno sirve a su `propio reino acabará en una batalla encarnizada. Pero cuando ambos se someten a Dios es donde encontramos felicidad y vida, el matrimonio se convierte en una oportunidad de salir de ese reino mezquino del ego y empezar a disfrutar de la belleza y las ventajas de Dios. El mayor problema del matrimonio es uno mismo. Siempre estamos dispuestos para defendernos y tendemos a echar la culpa al otro, mientras que nosotros nos creemos perfectos. No es de sorprender, entonces, que Dios use el matrimonio para revelar el pecado de creernos mejores que los demás. Un matrimonio puede ser transformado cuando uno de los dos se da cuenta de ese pecado y confiesa humildemente lo que ha hecho para dañar la relación".
                                                     Hasta que las dos partes no entreguen su reino y se unan como uno solo para vivir los principios de Dios, no encontrarán paz, armonía, amor y felicidad. A lo mejor piensas 'No sabía que el matrimonio fuera tan difícil' Dios lo estableció así para poder dirigir nuestros corazones, y rescatarnos de los reinecillos que nos hemos creado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario