viernes, 21 de febrero de 2014

Si quieres prosperar, tienes que acercarte a los demás

                                                        No vas a prosperar en la vida a menos que estés conectado con las personas adecuadas. Y quienes te van a ayudar a tener éxito no siempre van a venir a ti; lo normal es que tú vayas a ellos. ¿Por qué crees que hay un quiosco de periódicos en cada esquina y un dispensador de bebidas en la recepción de los hoteles? El éxito no llama a tu puerta; tienes que salir y buscarlo. Jesús no estableció un trono en el centro de cada ciudad y dijo ' Aquí es donde me podéis encontrar'. Él fue a los mercados, a las barcas de los pescadores, a las sinagogas, a las casas de la gente. Él pasaba "...por todas las aldeas anunciando el evangelio y sanando por todas partes".
                                                        ¿Qué te está impidiendo que te acerques a otros? ¿Miedo al rechazo? A menos que tus anhelos sean más importantes para ti que el miedo al rechazo, nunca prosperarás. Las personas de éxito también temen al rechazo; la diferencia radica en que éstas creen que sus metas están por encima de eso. Existen dos clases de personas en tu vida: las que saben que tienes algo que ellas necesitan y las que no lo saben. Comienza una "lista de contactos". La ley de las relaciones humanas nos indica que todos estamos separados solamente por cuatro personas de alguien que necesitamos. Es decir, tú conoces a Pedro, que te lleva a Roberto, que conoce a Luisa, que conoce a Martín, que es la persona a la que quieres llegar. Ya tienes muchos contactos. Simplemente hay que unir los puntos de esa red imaginaria para llegar a tu destino. El éxito siempre comienza en un lugar, en un momento y con alguien determinado. Pero la clave está en que tú des el primer paso para acercarte.             

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