lunes, 10 de febrero de 2014
"...Todo lo que tengo es tuyo "
El hermano mayor no podía alegrarse de la vuelta a casa del hermano menor porque esto le ofendía. Le dijo a su padre: "¡Organizas una fiesta para él, pero nunca has organizado una para mi ! Te he servido fielmente durante años y ni una vez reconociste mi servicio o celebraste mis logros " Aprendemos tres cosas del hermano mayor. La primera es acerca de las aptitudes. A pesar de estar invitado a la fiesta, su enfado lo mantuvo alejado. ¿Qué te enfada a ti? No hablas con nadie ni perdonas a nadie. Tienes miedo de amar, de ayudar o de aprender. Les has echado la culpa de todo a los demás y ahora se la echas a Dios. No permitas que el enfado te deje encerrado, te robe la bendición, te envenene el espíritu o te quite el gozo. Perdona, alégrate por tu hermano, y camina en compañía de tu padre. La segunda es acerca de la abundancia. " Hijo mio... todo lo que tengo es tuyo" Fíjate en la palabra "todo" Dios es un Dios de abundancia y si Él bendice a tus hermanos también lo hará contigo, porque cuando los bendice a ellos, le sigue quedando más que suficiente para ti. Dirás: ¿Cuando va a responder Dios a mi petición?. Su respuesta es: 'En el momento que más lo necesites'.
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