lunes, 15 de enero de 2018

La secuela del placer

                                                   Hay dos palabras en el libro de Eclesiastés que describen lo que es vivir para complacerse sin pensar en Dios. La primera palabra, risa. significa "alegría superficial" a la cual se le llama "locura".
                                                    Yo observé de cerca la verdad de esas palabras cuando tenía 16 años. Trabajaba en una carnicería con unos hombres que bebían muchísimo. Estaban destruyendo su salud y soportando un dolor innecesario. Los lunes llegaban sintiéndose mal, infelices e incapaces de hacer su trabajo eficientemente. Pero cuando llegaba la noche del sábado, repetían la locura de la semana anterior.
                                                     Unos años más tarde vi ilustrada la verdad de la segunda palabra placer
Se refiere a un "placer meditativo". Un señor mayor había establecido un negocio exitoso con mucho esmero y tenía más dinero del que podía gastar. Me dijo que se sentía muy infeliz y que sus herederos no lo querían. Le temía a la muerte. Su vida de "placer meditativo" lo había dejado vacío, cínico y cerrado al evangelio.
                                                      Después de intentar toda forma de hallar el placer, Salomón concluyó que es "vanidad y aflicción de espíritu". No es pecaminoso disfrutar de la vida, pero el resultado de vivir sólo para el placer es la vaciedad.
                                                        ¿Has dejado a Dios fuera de tu vida? Confía en Cristo como Salvador y experimenta los más grandes placeres de la vida.        

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