viernes, 19 de enero de 2018

Nuestra necesidad básica

                                                    El mariscal de campo William Slim estaba dirigiendo las tyropas británicas durante la campaña de Birmania en la Segunda Guerra Mundial. Preocupado por los hombres que estaban bajo su mando, se enteró que uno de los soldados estaba sumamente decaído por haber recibido malas noticias de su casa. Entonces el comandante pidió a su capellán superior que enviara a un miembro de su personal a hablar con el soldado.
                                                    Poco después el mariscal de campo mandó a buscar al capellán superior. Profundamente insatisfecho y molesto le dijo: "Uno de sus capellanes fue a ver al hombre. Fue muy amable con él y tomaron una taza de té juntos, pero nunca le mostró al soldado lo que el necesitaba ver" ."¿Y qué era eso?"-- preguntó el sorprendido capellán. El mariscal de campo contestó: "El hombre de la cruz".
                                                     Jesús dijo: "Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mi cree, no tendrá sed jamás". Cuando interactuamos con personas necesitadas es importante recordar que Jesús es la respuesta a su soledad, depresión y aflicción. Es cierto que debemos de ser agradables y sociables, pero también debemos mostrarles el Hombre de la cruz, el Salvador que llevó sobre Sí el pecado y en quien hay perdón, fortaleza, gracia y esperanza.
                                                       Sí, Jesús es la única respuesta a nuestra necesidad básica.

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