miércoles, 25 de julio de 2018

De sobrevivir a prosperar

                                                   Finalmente tras 400 años de esclavitud, Dios dio a los israelitas el derecho a poseer una tierra fértil y abundante a la que podrían llamar su casa. Hasta ese momento, todo lo que habían poseído, se lo habían dado sus captores egipcios. La esclavitud había doblegado su voluntad, destruido su iniciativa, y por consiguiente, para obtener la dependencia del pueblo hacia Él, tuvo que quebrar la que tenían con sus antiguos dueños. (La dependencia a otras personas, puede hacerte vulnerable y atrofiar tu crecimiento). Así que cuando Dios llevó a los israelitas a través del desierto, y los puerros y las cebollas de las que disfrutaban en Egipto ya no los tenían, se vieron forzados a desarrollar un apetito por el maná; ¡Algo que solo Dios podía proveer! Entiende esto: Cuando Dios quita tu suministro o sistema anterior y te provee de uno nuevo, no significa que el viejo no era bueno, sino que Él ha elegido una nueva forma de guiarte y proveerte.
                                                       Cuando Dios te hace una promesa, siempre la cumple, pero tienes que estar dispuesto a deshacerte de la dependencia de otras personas. En el desierto los israelitas protestaron y refunfuñaron porque añoraban lo conocido, de lo que habían salido.¡Pero no podían volver de la misma forma que tu tampoco puedes! Cuando Dios dijo: "...para que seáis multiplicados y entréis y poseáis la tierra...". Su plan para ellos era del sobrevivir al prosperar. Significaba ser destetado de la leche, de la dependencia de otras personas, a la vianda sólida de la dependencia de Dios. Pablo escribe: "No que seamos competentes por nosotros mismos...sino que nuestra competencia proviene de Dios". Cuando Dios te saca de tu zona cómoda, de camino a tu destino, no te sorprenda que pases por algún territorio  desconocido, produciéndote ansiedad. Esta es la única manera desde la supervivencia a la prosperidad.      

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