Hace poco tiempo estábamos disfrutando de una economía boyante. ¡Vaya si pueden cambiar los tiempos! El desorbitado incremento del precio del petróleo nos ha obligado a aparcar nuestros voraces coches, compartir un vehículo entre varios para ir a trabajar, o coger el autobús. Nunca habíamos oído hablar de una crisis como las "hipotecas sub-prime", pero el valor de nuestras propiedades se está evaporando, o se subastan tras ser embargadas. Las noticias dicen que un tsunami azotó Birmania y que han muerto cien mil personas. Los terremotos azotan China, donde miles de niños han muerto bajo los escombros de sus aulas. Ha habido inundaciones en varias regiones de Hawai y Gran Bretaña. Parece ser que nuestro colchón de seguridad se ha evaporado y nuestra zona de comodidad está removiéndose hasta sus entrañas.
Pero hay un murmullo. Si prestas atención lo oirás: "Es el momento de buscar a Dios, arrepentirse y cambiar nuestro modo de vida". Es un antiguo mensaje, para una nueva generación: "...si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra". Y dices: "Pero la gente a mi alrededor no se mueve de esa forma", ¡Entonces ten cuidado de las compañías de las que te rodeas! Jesús dijo: que cuando el ciego dirige a otro ciego, ambos acaban en un hoyo.
No se necesita una mayoría para dar la vuelta a una situación. Dios le dijo a Abraham que sólo cincuenta justos podrían salvar Sodoma . Hasta en cualquier Iglesia "especializada" en "saber lo que Dios va a hacer por ti y como lo va a hacer", existe todavía un remanente de personas que saben lo que significa avivamiento y como buscar a Dios hasta conseguirlo. La pregunta es: ¿Serás tú uno de ellos?.
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