viernes, 3 de agosto de 2018

Como luchar para que todos ganen

                                                  Las relaciones sanas no están exentas de conflictos, sino que resuelven los conflictos. El problema es; luchamos para obtener victorias, no soluciones. El resultado es: uno gana, el otro pierde, y la relación ¡sufre!. A continuación tienes unos cuantos consejos prácticos, para que cuando luches ambas partes ganen: (1) Las diferencias son inevitables, normales. y potencialmente beneficiosas. Son inevitables porque las relaciones unen a personas muy distintas. Son normales, porque todas las relaciones, incluyendo las mejores, experimentan diferencias. Y son potencialmente beneficiosas porque, manejadas eficazmente, las relaciones crecen por medio de ellas.
                                                   (2) Aquí tienes 3 aspectos de enfocar los conflictos: (a) El que los evita. Estos son los del "déjalo pasar" y "no lo muevas que es peor". Temen la confrontación, por lo que entierran sus sentimientos, ignorando que se están enterrando vivos y saldrán a relucir tarde o temprano. Dejan de hablar, acumulan tensión hasta explotar, e invitan a que enfermedades físicas y emocionales, hagan su aparición. Entretanto, se acumulan las ofensas, se multiplican los problemas sin resolver, y los asuntos pendientes erosionan la relación.
                                                    (b) El que ataca. Estos son los del que "da primero da dos veces"; luchadores despiadados que se niegan a rendirse, e infringen profundas heridas en los otros. La Biblia dice: "Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que no os consumáis unos a otros". El ataque provoca el contraataque. Ambas partes atacan y no se resuelve nada.
                                                     (c) El estilo de acercamiento. Estos son de aquellos que piensan que "no hay nada más importante que una buena relación". Son sensibles a los sentimientos de los demás, pero insisten en enfrentar directamente los temas importantes. Evitan culpar, enfrentan el conflicto, no al individuo, e invitan al otro a trabajar conjuntamente en la solución del problema y a ¡salvar la relación!.       

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