Tras perder todo lo que le importaba en la vida, Job miraba atrás anhelando los días cuando "....Dios bendecía mi casa con su íntima amistad...Cuando...mis hijos me rodeaban; cuando ante mí corrían ríos de crema, y de las rocas fluían arroyos de aceite" Tal vez tú puedas recordar días así en tu propia vida. Estamos condicionados a ver las amistades en base a los beneficios que nos reportan, pero para ser amigo de Dios hay que pagar un precio. Como alguien expuso: la amistad con Dios "cuesta...tiempo, desinterés, consideración...confianza absoluta--y muchas veces sufrimiento. Los amigos íntimos sienten el dolor y las alegrías del otro mucho más que los demás...La verdadera intimidad significa morir a nuestros deseos egoístas".
Abraham fue llamado amigo de Dios, pero esa amistad tuvo un precio. Leemos que: "Abraham creyó al Señor..." cuando Dios le pidió que dejara su tierra y se fuera a una tierra extraña, sin ideas preconcebidas de como iba a trascurrir el resto de su vida. A la edad de 93 años, "Abraham le creyó a Dios" de que cumpliría su promesa de darle un hijo y heredero. Pero luego Dios "subió el listón" al pedirle a su "amigo" que hiciera el supremo sacrificio; hacer algo que nunca jamás había pedido a nadie en la Escritura, excepto a sí mismo. Y la Biblia nos dice que: "Por la fe Abraham, cuando fué probado, ofreció a Isaac; el que había recibido las promesas, ofrecía a su unigénito, habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia". Y en el momento que Abraham estaba a punto de clavar el cuchillo en su hijo, en un acto que prefiguró la muerte del Hijo de Dios, el Señor honró la fe de Abraham y proveyó un sustituto. Cuando decides caminar con Jesús, quien nos llamó "amigos", e4l trayecto es a veces duro, pero su amistad perdurará para siempre.
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