miércoles, 9 de septiembre de 2020

El precio de la amistad con Dios

                                                Tras perder todo lo que le importaba en la vida, Job miraba atrás anhelando los días cuando "....Dios bendecía mi casa con su íntima amistad...Cuando...mis hijos me rodeaban; cuando ante mí corrían ríos de crema, y de las rocas fluían arroyos de aceite" Tal vez tú puedas recordar días así en tu propia vida. Estamos condicionados a ver las amistades  en base a los beneficios que nos reportan, pero para ser amigo de Dios hay que pagar un precio. Como alguien expuso: la amistad con Dios "cuesta...tiempo, desinterés, consideración...confianza absoluta--y muchas veces sufrimiento. Los amigos íntimos sienten el dolor y las alegrías  del otro mucho más que los demás...La verdadera intimidad significa morir a nuestros deseos egoístas".
                                                  Abraham fue llamado amigo de Dios, pero esa amistad tuvo un precio. Leemos que: "Abraham creyó al Señor..." cuando Dios le pidió que dejara su tierra y se fuera a una tierra extraña, sin ideas preconcebidas de como iba a trascurrir el resto de su vida. A la edad de 93 años, "Abraham le creyó a Dios" de que cumpliría su promesa de darle un hijo y heredero. Pero luego Dios "subió el listón" al pedirle a su "amigo" que hiciera el supremo sacrificio; hacer algo que nunca jamás había pedido a nadie en la Escritura, excepto a sí mismo. Y la Biblia nos dice que: "Por la fe Abraham, cuando fué probado, ofreció a Isaac; el que había recibido las promesas, ofrecía a su unigénito, habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia". Y en el momento que Abraham estaba a punto de clavar el cuchillo en su hijo, en un acto que prefiguró la muerte del Hijo de Dios, el Señor honró la fe de Abraham y proveyó un sustituto. Cuando decides caminar con Jesús, quien nos llamó "amigos", e4l trayecto es a veces duro, pero su amistad perdurará para siempre.

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