Consideremos como Dios trataba con el pecado een el Antiguo Testamento. El sacerdote tomaba un cordero, derramaba su sangre y lo ofrecía en el altar. Al subir el humo del sacrificio, el sacerdote esporlvoreaba las cenizas en el suelo y las pisaba. En ese momento los pecados del individuo habían sido expiados y eliminaba su culpa. ¡Qué imagen tan elocuente de nuestra salvación! En el Calvario, el fuego de la ira de Dios se cebó en Cristo. En ese momento Él fue nuestro Sumo Sacerdote y nuestro cordero expiatorio. Cuando clamó "¡Consumado es!" tus pecados fueron redimidos--todos los cometidos desde la cuna hasta la sepulrura. Y en el momento en que confies en Cristo como tu Salvador, cambiará tu condición delante de Dios, porque serás"..libre ya de toda culpa..".
En los primeros años del Lejano Oeste, uno de los mayores temores de los conductores de las carreteras eran los incendios en las praderas. Éstos podían ser provocados por el sol aplastante, de tal manera de que antes de que se dieran cuenta, estaban rodeados de llamas. Pero los buenos cocheros daban rápidamente la orden de poner a los caballos y las carretas en la tierra que ya estaba quemada.¿Por qué? Porque ya no podía haber fuego donde ya se había quemado. Alguien escribió: "Dios no pedirá el pago dos veces...."Jesús "apagó el fuego" que debía consumirnos en cada uno denosotros. "Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero..." En este día el enemigo te está azontando con sus acusaciones por tus fallos y los pecados, dile: "Tal vez no sea perfecto, ¡pero soy redimido, amado y aceptado por Dios".
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