Ya sea que Dios te ha llamado a dirigir en la iglesia, en los negocios, o en tu hogar, he aquí dos principios importantes que debes aplicar siempre: 1) Busca personas que te estimulen a superarte. Dijo Salomón: "Instruye al sabio, y se hará más sabio...." . Se puede saber mucho de la dirección de tu vida observando a las personas con quienes has elegido pasar el tiempo y compartir tus ideas. Sus valores y preferencias inciden en tu modo de pensar y actuar. Si son positivas y con ánimo de superación, sus valores y preferencias te animarán y reforzarán tu deseo de mejorar. No siempre resulta cómodo asociarse con aquellos que están más arriba de ti en su trayectoria, pero siempre es beneficioso. Por lo tanto, intenta cultivar relaciones personales con personas que te estimulen a superarte. Y no pienses solamente en lo que puedes ganar; también aporta tu algo.
Tienes que hacer que la relación sea provechosa para los dos, si no, no va a durar. 2) Entiende que hay que sacrificar algo. A medida que aumenta la responsabilidad, disminuyen los derechos. En un mundo donde los privilegios y los beneficios añadidos, normalmente te acompañan en la escalera del éxito, a veces se pasan por alto las responsabilidades del camino a la cima. Como lo expresó John D. Rockefeller Jr. en cierta ocasión: "Todo derecho conlleva una responsabilidad, toda oportunidad, una obligación; todo bien material, un deber" . Jesús lo resume el liderazgo con estas palabras: "....A todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará, y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá".
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