Crecer en la pobreza no es un problema, mientras la pobreza no crezca en ti y condicione tu forma de pensar. A un personaje famoso le preguntaron cómo se sentía respecto a haber crecido en una familia pobre. Curiosamente confesó que todavía sufría de ansiedad de no tener lo suficiente para el futuro. Por ello solía ser extremadamente frugal, consideraba su dinero como algo ficticio y no se relajaba y disfrutaba de las bendiciones que depara el éxito. Su esposa, por el contrario había traído el equilibrio a la relación con una mentalidad justa de dar, gastar y ahorrar. ¿Quién crees que es responsable de tus logros, tú o Dios? Si crees que eres tú serás siempre vulnerable a la gente, las circunstancias y la coyuntura económica,
Pero cuando estás convencido de que Dios es responsable de tu éxito, lo que ganas lo puedes mantener. Sólo hay dos alternativas: ¡confiar en ti o confiar en Dios! Escribe el salmista: "Temed al Señor vosotros sus santos , pues nada falta a los que le temen. Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; "pero los que buscan (requieren, anhelan) al Señor (con el derecho que les confiere su necesidad y la autoridad de Su Palabra) no tendrán falta de ningún bien". Quizás pienses que esa es una promesa sólo del Antiguo Testamento. Pues aquí tienes una del Nuevo: "....Poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que,, teniendo siempre en todas las cosas todo lo necesario, abundéis para toda buena obra".
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