miércoles, 16 de octubre de 2024

Educar a los hijos dóciles y a los rebeldes (1)

                                 Hay dos clases de hijos. Los primeros son los dóciles; esos que duermen toda la noche desde la segunda semana de vida. Miran embobados a sus abuelos y sonríen cuando se les cambia de pañales. Nunca vomitan camino de la tienda o de la consulta del médico. Cuando son un poco más mayores les encanta mantener limpias sus habitaciones y hacen sus tareas a la perfección sin que se les pida. Luego están los rebeldes, niños obstinados y decididos. Llaman la atención a su madre mucho antes de nacer porque marcan sus iniciales en las paredes (de la matriz) y dan patadas sin parar. Entran en el mundo  gritando y protestando por la temperatura de la sala de partos y quejándose de la incompetencia de las enfermeras. Desde los 18 meses en adelante quieren mandar y decir a todo el mundo lo que tienen que hacer. Su palabra favorita es "No". 

                                 Los hijos dóciles son muy fáciles de educar pero los rebeldes también pueden llegar a ser personas de bien. El secreto es moldear su voluntad durante los primeros años de vida sin subyugarlos. Esos se consigue estableciendo límites claros y haciendo que se respeten con amor y firmeza. Hasta los niños más difíciles se sienten seguros en un ambiente estructurado donde los derechos de todos, incluidos los suyos son respetados. Cuando esto se hace como conviene hasta el niño más independiente puede aprender a ser responsables y disciplinado. Y Dios te ayudará. Él promete: "Todos tus hijos serán enseñados por  Jehová, y se multiplicará la paz de tus hijos".

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