El amor del que habla la Biblia no es un sentimiento romántico que te enternece. Es compasión, cuidado y preocupación por el bienestar de otros. Está basado en el compromiso no en la conveniencia. Es un acto de voluntad, no un reflejo de las emociones. Jesús hace una pregunta que da en el clavo: "Si amáis a los que os aman ¿ qué mérito tenéis? también los pecadores hacen lo mismo". Amar es lo más difícil que nunca hagas, y para ello necesitará toda la gracia de Dios. Jesús continúa: "Amad pues, a vuestros enemigos, haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque él es benigno para con los ingratos y malos. Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso. No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo, porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir" Probablemente pienses que Jesús ha puesto el listón muy alto. Es cierto, y por eso el amor es la estrategia ganadora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario