lunes, 26 de febrero de 2018

Despedidas dolorosas

                                                       Decir  adiós a alguien a quien amas puede ser difícil y desagradable. En el fondo te preguntas: ¿Volveré a ver a esta persona? Casi deseas no haberte encariñado tanto con ella. Duele mucho separarse.
                                                       Pensé en esto mientras miraba las fotos que una joven coleccionó durante sus años de secundaria. Me habló de varios estudiantes  del extranjero que habían llegado a ser
amigos muy queridos para ella. Cuando le pregunté como se había encariñado tanto con ellos contestó: "No
lo sé. Pero fue muy difícil decirles adiós".
                                                        Tarde o temprano, todos experimentamos las lágrimas de la separación . El apóstol Pablo alimentó espiritualmente y enseñó a los creyentes de Éfeso durante 3 años. Pero cuando tuvo que irse, "hubo gran llanto de todos; y echándose al cuello de Pablo lo besaban, doliéndose en gran manera por la palabra que dijo, de que no verían más su rostro. Y le acompañaron al barco..."
                                                         Como cristianos, tenemos razones para establecer vínculos estrechos, aunque a la larga se rompan. Las despedidas pueden ser muy dolorosas. Pero no dejes que esto te im pida cultivar relaciones estrechas con otros que aman al Señor. Él hace que esas amistades valgan la pena, tanto ahora como en la eternidad.

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