jueves, 1 de febrero de 2018

Manteniendo las "lineas" abiertas

                                                    Una mujer bromeaba hablando con su consejero diciendo: "Hace veinte años nos casamos para bien o para mal. Y mirando hacia atrás, él no hubiera podido salir mejor, y yo peor".
Ahora en serio, cualquier buen consejero te diría que el matrimonio es un proceso de ajuste a cosas que son imposibles prever. Y una buena comunicación es crucial. Es muy importante:
                                                    (1) Hablarte a ti mismo antes de hablar con tu cónyuge. Antes de sacar el "lanzallamas", pregúntate a ti mismo si el miedo, el estrés o la preocupación es el causante de la reacción de tu pareja. ¿De veras has tratado de herirte deliberadamente? ¿Te molesta más que antes porque te sientes inseguro/a o despreciado/a? ¿No podría ser que estés malinterpretando o exagerando el problema? Si identificas tus sentimientos, esto te ayudará a comunicarte con más calma y con más claridad;
                                                    (2) Reajusta tus expectativas. Tenemos el derecho a esperar que nuestro/a esposo/a nos ame, nos respete y nos sea fiel. Pero algunas otras expectativas son irreales, por ejemplo: esperar que él/ella haga ciertas cosas que tú nunca hiciste. Pablo dijo: "el amor...todo lo espera...".
                                                     (3) Sé honesto referente a cuestiones de confianza. Es mejor ser sincero que dejar que las cosas se acumulen. No es malo admitir que algunos días estás más apurado/a que otros. Por ejemplo:un doctor dijo: "Si una mujer está preocupada cada vez que su marido llega tarde a casa por temer que haya tenido una aventura amorosa, está bien decir: "Sé que es absurdo, pero es que estoy pasando un mal día" Esta clase de honestidad fortalecerá vuestra relación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario