sábado, 4 de noviembre de 2017

Paciencia, amor y ánimo

                                                  Si hubieras conocido a Asaf, uno de los autores de los Salmos, tal vez habrías pensado que todo le iba bien. Pero te habrías equivocado:  "Yo estuve a punto de caer, y poco me faltó para que resbalara". Sin embargo al final da un giro de 180º y escribe: "Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu, pero Dios fortalece mi corazón; Él es mi herencia eterna". A pesar de sus problemas Asaf decidió hablar palabras de aliento. Cuando tengas la oportunidad de animar a alguien, hazlo. Nunca sabrás por lo que está pasando, y no importa si la persona vive en una mansión o en una choza. No olvides este principio: los humanos tendemos a llegar a ser lo que las personas mas allegadas piensan de nosotros.
                                                    Por lo tanto, piensa lo mejor,cree lo mejor y expresa lo mejor a los demás. Tal vez digas "Ya era hora de que él/ella deje de cometer los mismos errores estúpidos". Los cambios suceden lentamente. Por muy sencillas que parezcan las cosas, nunca lo son. La única forma en que podemos romper los viejos hábitos es creando otros nuevos, y para eso se necesita tiempo y práctica; mucha práctica. No esperes decirle algo a alguien una vez y que te entienda perfectamente; necesita oírlo en numerosas ocasiones antes de hacer los cambios. Y la forma en que se los digas puede determinar si la persona se paraliza con temor o se sobrepone a los obstáculos. Sé persistente, nunca te rindas en tu intento de ayudar a alguien a superarse. Reconoce y elogia todo paso y progreso que la persona haga. El único camino para obtener resultados permanentes es el de la paciencia, el amor y el ánimo.     

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