jueves, 22 de noviembre de 2018

Cedros de fuego

                                                  Otra clase cedro que Salomón usó para edificar el templo era llamado el cedro de fuego. Se decía que los pastores lo usaban para encender fogatas por la noche porque estaba saturado de aceite, encendía con facilidad y tardaba en quemarse.¡Qué imagen!.
                                                    Dios reunió a 120 cedros de fuego en el aposento alto y "...de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Todos fueron llenos del Espíritu Santo..." ¡Ese día tres mil almas fueron ganadas para Cristo! La iglesia nació en el fuego y ha sido sostenida por el fuego - ¡y no deberíamos dejar que este fuego se apague nunca! Ya en los días del Tabernáculo del Antiguo Testamento, Dios ordenó a su pueblo que llevaran el fuego que ardía en el altar y lo llevaran con ellos allí donde fueran. ¿Lo vas entendiendo?.
                                                      Mucho de lo que hoy en día se llama "avivamiento" o "renovación" parece no ser más que "olas" que van y vienen. Nunca somos tan vulnerables como cuando tenemos hambre espiritual, porque en ese momento nos encontramos en el umbral  de dos ámbitos espirituales diferentes. Para discernir si el avivamiento es verdadero, debemos preguntarnos cuatro cosas: 1) ¿Es bíblico? 2) ¿Ensalza a la persona de Cristo? 3) ¿Es una demostración del amor de Dios? 4) ¿Gana almas y las convierte en discípulos? "En esto es glorificado mi Padre: En que llevéis mucho fruto y seáis así mis discípulos"

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