viernes, 23 de noviembre de 2018

Cedros silbantes

                                                  Imagínate el viento soplando entre los cedros del Líbano y alguno de ellos "silbando" en respuesta. Y cuanto más fuerte es la tormenta, más melodioso es su silbido. A éstos se les llama "cedros silbantes". Y Dios usa esta clase de árboles para edificar excelentes iglesias. En Hechos a una pareja de cedros silbantes los metieron en la cárcel en un calabozo de Filipos, con las manos y los pies atados con cepos, las espaldas laceradas y con el desprecio de la sociedad cargando sobre ellos. ¿Cómo reaccionaron? "...A medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios...entonces sobrevino un gran  terremoto...los cimientos de la cárcel se sacudían ; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron" Un antiguo predicador lo explicó así: Dios se alegró tanto con sus alabanzas que se puso a dar golpecitos con su Gran Pie. Y cuando Dios da golpes con su Pie, hay terremotos.
                                                      La alabanza rompe cadenas y abre puertas; es la estrategia para la victoria. Satanás querrá impedirte que alabes a Dios porque conoce: a) La importancia de la alabanza. "Grande es el Señor y digno de ser en gran manera alabado..." b) Los efectos sanadores de la alabanza. La solución de Dios para el "espíritu abatido" es el "manto de alabanza". Pero como cualquier prenda de ropa, tienes que ponértela. c) El poder de la alabanza en momentos de crisis. Cuando el ejército enemigo de Israel era mucho mayor en número que el suyo, Dios les dijo que colocaran a los cantores enfrente del ejército y marcharan hacia la batalla. ¡Y dió resultado! "Cuando empezaron a entonar cantos de alabanza el Señor puso emboscadas contra (el enemigo)". No esperes a que se acabe la batalla para alabar, ve a la guerra con la alabanza  de Dios en tus labios y verás como cambia tu situación.      

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