jueves, 19 de marzo de 2020

Formar hombres y mujeres de Dios

                                               Decía un predicador: "En momentos difíciles clamamos: "Señor danos hombres que estén a la altura de las circunstancias". Pero la respuesta de Dios es darnos niños y dice: "Ahí está la materia prima". Nuestros hijos son como piezas de Lego y se espera de nosotros que hagamos de ellos hombres y mujeres de Dios. La Biblia nos da las pautas. Primero: "Estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón". Padres, si no ponéis en práctica los principios espirituales, vuestros hijos tampoco lo harán. Si no vivís lo que predicáis, vuestras palabras caerán en oídos sordos y el corazón de los hijos se hará rebelde. No se trata de ser perfecto, pero sí que tienes que ser genuino. Segundo: "Se las repetirás a tus hijos...." Debes repetir, insistir, aclarar, sugerir, machacar, imprimir en sus mentes. ¡No es algo pasivo! Debe ser un proceso deliberado, exaustivo, activo y repetitivo. Tercero:
"...les hablarás de ellas..." Tus hijos no van a recibir la v erdad por el procedimiento de ósmosis. Tienes que hablar, no sonando muy religioso ni con términos muy espirituales que no entienden, sino en un lenguaje normal, de forma natural, en situaciones diarias. "...Les hablarás...estando en tu casa..." es decir en el ambiente familiar del hogar. "...Y andando por el camino...." ; cuando vayas con ellos al parque o los lleves a la escuela. "....al acostarte y cuando te levantes".; está alerta a las oportunidades que se presenten, porque los momentos de dar una enseñanza se presentan cuando menos se piensa.¡Carpe diem!
(aprovecha el día). Los padres que "aprovechan el día" se dan cuenta de que Dios les ha equipado para moldear a sus hijos, a fin de que estos lleguen a ser hombres y mujeres de Dios.

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