Muchos de nosotros sabemos dar pero no recibir. Y por ello, no llegamos a desarrollar todo nuestro potencial ni a cumplir los planes de Dios para nuestra vida. Es probable que alguien cercano a ti ahora mismo sepa algo que te convendría saber, algo que nunca aprenderás por tí mismo. Acércate a otros y saca agua de su pozo. El orgullo nos debilita, y los débiles no buscan a nadie; pero los sabios lo hacen. Moisés preguntó a Dios: "¿...Por qué...has puesto la carga de todo este pueblo sobre mi?. Dios le respondió: " Yo no lo hice, te la pusiste tú mismo" y luego le dió instrucciones: "Reúneme a setenta hombres entre los ancianos de Israel...tomaré del espíritu que está en tí y lo pondré en ellos, para que lleven contigo la carga del pueblo...".
Un periódico publicó la noticia de una mujer que se quedó dormida al volante y chocó contra la valla de protección de la autopista. El coche se quedó suspendido 30 metros en el aire. Otros conductores pararon, cogieron cuerdas y las ataron a la parte trasera del automóvil, sujetandolas hasta que llegaron los servicios de emergencia. Por la parte de bajo se colocó una escalera para estabilizar el vehículo, mientras los bomberos lo ataban a un camión grúa, Cada vez que se movía el automóvil, la mujer gritaba. Tardaron más de dos horas entre todos--los automovilistas, la policía de tráfico, los conductores de la grúa y los bomberos (25 personas en total)--en rescatarla. El jefe de los bomberos hizo unas declaraciones más tarde: "Era muy curioso; la mujer gritaba una y otra vez: 'Déjenme que lo haga yo sola"
¿Eres tú de ésos? Si quieres disfrutar de lo mejor de Dios, ¡acércate a los demás!.
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