sábado, 23 de mayo de 2020

Casados y felices (2)

                                               Para estar casado y feliz, tienes que entender, primero, que el amos es una decisión, no una sensación. El "sentimiento" es el fruto, pero "la decisión" es la raíz. Y la clave está en tu voluntad. Dios no habría mandado: "Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la Iglesia y se entregó así mismo por ella". ni "Que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos..." si el amor fuera sólo un sentimiento y no un acto de voluntad. Cuando ésta lleva la voz cantante, los sentimientos la siguen. Corrijamos, pues, ese falso concepto de amor. Las bases del verdadero amor no son las emociones, ni la personalidad, la belleza o el sexo--en otras palabras, las fuente de placer. Ninguna de esas cosas conduce a una felicidad duradera.Lo que se necesita es compromiso, carácter y una disposición cristiana.
                                                    Segundo, ¿piensas que no puedes amar a tu cónyuge? Sigue la norma de Dios: "Nosotros lo amamos a Él porque Él nos amó primero" Si eres amado por Dios tienes amor para dar, porque "...el amor es de Dios..." No tienes que crearlo tu mismo, sino sencillamente dar de lo que se te ha dado. Tercero, ¿crees que "has perdido" ese amor? El problema no es que lo hayas perdido sino que has abandonado la fuente del mismo: "Porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado" Abastécete de las reservas del Espíritu Santo y tendrás mucho más amor para ofrecer. Al darte a tu cónyuge verás como cobra vida ese amor muerto." "...Donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón". 

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