martes, 19 de mayo de 2020

Andar sobre las aguas (4)

                                               Hay muchos buenos motivos para saltar por la borda e intentar algo nuevo, o hacer algo en lo que has fracasado anteriormente. Es la única manera de fortalecer la fe, la alternativa a la mediocridad y el modo de descubrir tu llamado. Pero hay una razón de más peso: "...Andaba sobre las aguas para ir a Jesús". ¡Jesús no está en la barca, sino en el agua! Desarrollarás una fe mucho más profunda cuando estés dispuesto a dejar lo seguro y lo familiar y vayas hacia Él. A lo mejor has trabajado duro durante años para construirte una vida predecible y ordenada, creando una falsa sensación de control. Pero ahora Dios está sacudiendo todo, permitiendo que te azoten olas más altas que tú, y pidiéndote que des un paso de fe con el fin de que te hagas más dependiente de Él.
                                                Quizás hubo un tiempo en que te arriesgabas a compartir tu fe, aunque significara ser rechazado, o en que dabas con generosidad, aunque demandara un sacrificio personal; o en que servías, aunque no te sintieras capacitado para ello. A veces te hundías, a veces caminabas, pero vivías al límite, por fe. Ahora tu barco es tan cómodo que ni siquiera te mareas en él. Es más, ni siquiera sientes cuando llegan las tormentas. Sin embargo, si dejas la seguridad del barco, dos cosas van a ocurrir. Primero, cuando falles, y seguro que lo harás, no estarás solo; Jesús estará ahí dispuesto a rescatarte. Segundo, habrá ocasiones en las que camines sobre las aguas, y esa experiencia te dará fuerzas y te capacitará para emprender hazañas mayores.

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