domingo, 5 de abril de 2020

"En la salud y en la enfermedad"

                                           Era una mañana muy ajetreada y la enfermera acompañó a un anciano a la sala de espera de la clínica donde le iban a quitar los puntos de la mano. Éste le dijo: ' Enfermera tengo mucha prisa, tengo una cita dentro de una hora'. Mientras los otros pacientes eran atendidos, el anciano miraba ansiosamente el reloj una y otra vez. La enfermera se dió cuenta de que el tiempo se echaba encima, así que le llevó a la sala de consultas, comprobó sus constantes vitales e inspeccionó la herida, que ya estaba bien curada. Tras consultar a uno de los médicos, procedió a quitar los puntos y volver a vendarle la mano. Luego le preguntó: '¿Tiene prisa, porque va a otra cita médica?' A lo que el anciano contestó: 'No,no; es que he quedado a desayunar con mi esposa en la residencia de ancianos donde ella vive'. La enfermera se interesó por la salud de su esposa y supo que esta sufría de la enfermedad de Alzheimer. '¿Se va a preocupar mucho si usted llega tarde?' El anciano le dijo que la esposa no le reconocía desde hacía cinco años. Sorprendida, la enfermera le preguntó: '¿Y todavía sigue usted yendo todas las mañanas, aunque no lo reconoce?' El viejecito sonrió, le dió una palmadita en la mano y dijo: '¡Pues claro!' Es cierto que ella no sabe quién soy yo, '¡pero yo sí sé quién es ella!'.
                                               El amor "en la salud y la enfermedad" significa estar comprometidos el uno con el otro en cualquier situación y circunstancia de la vida. Así es como nos ama Cristo: "...Como había amado a los suyos...los amó hasta el fin". Y por eso también nos ordenó: "Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado ...".  

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