martes, 28 de abril de 2020

Hazte amigo de Dios (2)

                                             En su libro La práctica de la presencia de Dios, el Hermano Lorenzo, un monje francés del siglo XVII, nos sugiere que hagamos oraciones cortas conversacionales a lo largo del día, en lugar de largas y complejas tiradas. Y para que no nos distraigamos y evitemos que nuestra imaginación se desborde, aconseja: "No recomiendo que se usen multitud de palabras cuando se ore, puesto que los discursos largos a veces causan distracción" ¡Qué consejo tan sabio! En nuestros días, donde tanto abunda el "trastorno de atención deficiente", esta sugerencia de siglos atrás de "simplificar" sigue funcionando.
                                              Escribe Pablo: "Orad sin cesar" ¿Cómo se puede hacer eso? Una manera de usar "oraciones respiratorias", como muchos santos y escritores han hecho a lo largo de las edades. Es decir,  eliges una frase sencilla que se pueda repetir cuando exhalas o inhalas al respirar: "Señor, estás conmigo" "Dependo de ti" "Quiero conocerte mejor" "Ayúdame a confiar más en ti" También se pueden usar oraciones de la Escritura: "Para mi el vivir es Cristo" "Nunca me dejarás" "Tú suplirás todas mis necesidades"
Repítelas hasta que echen raíces en tu corazón y empiecen a reflejarse en tus actitudes y tus hechos. Es una destreza, un hábito que debes desarrollar. Así como los músicos ensayan la escala musical día tras día para poder tocar bien, tu también puedes disciplinarte para pensar en Dios a lo largo del día.' Pero a veces no siento la presencia de Dios' dices. Si estás buscando emociones, no lo has captado. La meta no es un sentimiento, sino ser consciente en todo momento de que Dios está contigo.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario