viernes, 10 de abril de 2020

Envejecer (1)

                                            Cuando le preguntaron a un centenario cuáles eran los beneficios de tener cien años, éste se sonrió y dijo: 'No hay presiones de ningún tipo'. Gracias a los avances médicos, vivimos hasta los ochenta, los noventa y más. Pero esa larga vida conlleva unas realidades que hay que tener en cuenta. Nuestra cultura orientada a lo joven, a veces presenta una mala imagen de lo que significa ser mayor, pero Dios no lo ve así en absoluto. Para Él la edad madura es la recompensa de una vida bien vivida, un privilegio que se ha ganado, un logro digno de ser celebrado y una sabiduría acumulada que beneficiará a generaciones futuras. En los próximos días, vamos a medita sobre este tema.
                                             Contemplemos la perspectiva de Dios. Para Él una vida larga es muestra de su favor. Dice en su Palabra: "...Por mí se aumentarán tus días, años de vida se te añadirán" La longevidad, con sus consabidos achaques, es una bendición."El temor del Señor aumenta los días,mas los años de los malvados serán acortados" A lo mejor te inquietas pensando: '¿Quién me va a cuidar cuando sea mayor?' No te preocupes, Dios estará ahí: "...Habéis sido llevados desde la matriz...Hasta la vejez yo seré el primero y hasta vuestras canas os sostendré...y os guardaré" ¡Incomparable seguro de vida! ¿Tenemos pruebas de que eso es cierto? Preguntemos al salmista, quién dijo: "Yo fui joven  y he envejecido, y no he visto al justo desamparado, ni a su descendencia mendigando pan ".      

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